Efectos de la industria de la moda rápida sobre el calentamiento global



Desde el origen de la ropa hasta la actualidad, hemos visto como la moda ha sufrido cambios y ha implementado nuevas técnicas de producción y diseños. No es secreto para nadie que la producción de una prenda conlleva un largo proceso e involucra muchos factores. Lo cierto es, que como parte de la industrialización y el rápido crecimiento de un mercado que busca satisfacer a sus consumidores, la industria de la moda no escapa de contribuir con el calentamiento global.  El ser humano desde mucho antes de la época de la industrialización ha abusado de los recursos que no se pueden recuperar sin medir las consecuencias que esto ocasiona.

DESDE EL COMIENZO

El ciclo de una prenda empieza en la producción de la tela. Muchas de las prendas que utilizamos son hechas con algodón. El algodón debe ser cosechado y para mantener una buena cosecha, muchos agricultores utilizan pesticidas y fertilizantes que contribuyen a la contaminación del suelo y de las aguas. Aunque la emisión de óxidos de nitrógeno derivados de los fertilizantes solo representa un 8% de los gases de efecto invernadero que afectan a la atmósfera, debemos recordar que esto es solo el comienzo de la producción de una prenda. Además, una camisa de algodón utiliza alrededor de 2,700 litros de agua (WWF, 2013).

No debemos dejar de mencionar que muchas veces el origen de las telas con las que son creadas algunas prendas provienen de animales.

CREANDO DISEÑOS

En el pasado, crear una prenda era un arte. La dedicación y el trabajo que tenían los sastres hacían de sus piezas diseños únicos y de gran valor. Actualmente, la ropa es un artículo de consumo. Muchos prefieren comprar prendas nuevas que crearlas ellos mismos. Y cuando existe ese deseo de adquirir prendas nuevas, de temporada o que sigan una tendencia, es cuando vemos a las marcas de moda rápida hacer lo suyo.

La producción de una prenda resulta en un consumo de energía y combustible y esto representa, según la organización Fashion Revolution, un 3 por ciento de las emisiones de CO2. Esta misma organización establece que, el 17-20% de la contaminación industrial del agua proviene del teñido y tratamiento de textiles y un estimado de 8,000 productos químicos sintéticos se utilizan para convertir la materia prima en productos textiles. Si sumamos las emisiones de la producción de una prenda con las del origen de sus telas vamos aumentando su impacto en la atmósfera.


TRANSPORTE Y DESECHOS

Una vez que la prenda está lista, todos sabemos que debe ser enviada a las tiendas. Muchas de las marcas de moda rápida no producen sus prendas en el país de origen y muchas tienes sucursales en muchos países. La etapa de transporte resulta en una gran emisión de dióxido de carbono para el ambiente.

Por otro lado, las fábricas generan desechos textiles tanto como el que se genera luego de darle fin a la vida útil de una prenda y muchas marcas de moda rápida crean tendencias que duran solo semanas y eso influye en desechar las prendas que creemos que no seguiremos usando. Toda esta ropa que termina en el vertedero y cuando evaluamos la materia prima de estas prendas, donde muchas de sus telas son de acrílico, poliester, latex o spandex, podemos ver que están hechas de materiales como plástico el cual proviene del petroleo. Además, todos los químicos usados en el teñido de una tela y en la producción de sus fibras emiten gases que son nocivos para el medio ambiente. Según Rachel Feller, creadora de Tonlé, 15 mil millones de toneladas de desechos textiles terminan en los vertederos, son quemados o incluso lanzados al océano.

Desechos de zapatos encontrados en el Día Mundial de Playas 2017


¿QUÉ PODEMOS HACER?

Aunque la industria de la moda una de las más contaminantes del mundo, hay muchas maneras de hacer las cosas diferentes. Primero, comprar local. Las marcas de moda rápida seguirá ofreciendo productos de acuerdo a la demanda de sus consumidores. Nosotros como consumidores debemos entonces evitar comprar compulsivamente en estas marcas y empezar a apoyar el talento local. Además, podemos rehusar prendas que ya tengamos, en este caso podemos aplicar los armarios capsulas. Incluso podemos donar o comprar ropa de segunda mano para darles una segunda oportunidad. Comprar productos hechos de forma orgánica y sosteniblemente o incluso crear nuestras propias prendas.

Actualmente, dada la situación en Venezuela, es difícil conseguir materia prima orgánica, pero sí ha incrementado el número de marcas locales que ofrecen una gran variedad de productos, todos confeccionados en el país. Además, muchas marcas se han unido con artesanos provenientes de comunidades y etnias indígenas para ofrecer productos únicos y de calidad. En Venezuela, además, existen muchas tiendas de segunda mano que ofrecen opciones de prendas en buen estado listas para vivir una segunda oportunidad.

Es difícil poder medir el impacto real de la moda en el cambio climático, pero si sumamos todos los gases y químicos emitidos durante el proceso de creación de una prenda, unido con otros factores como condiciones de trabajo y manejo de desechos, vemos cómo el resultado influye en el aumento de la temperatura del planeta. Y es allí donde debemos, como consumidores, marcar la diferencia y mostrarle a la industria qué es lo que en realidad queremos. Una industria de la moda transparente y sostenible.

Porque más que un estilo de vida, es un compromiso.

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EFFECTS OF THE FAST FASHION INDUSTRY IN GLOBAL WARMING

From the origin of clothing to the present, we have seen how fashion has suffered changes and has implemented new production techniques and designs. It is no a secret to anyone that the production of a garment involves a long process and involves many factors. The truth is that as part of industrialization and the rapid growth of a market that seeks to satisfy its consumers, the fashion industry does not escape from contributing to global warming. The human being, long before the industrialization era, has abused the resources that can not be recovered without measuring the consequences that this causes.

FROM THE BEGINNING

The cycle of a garment begins in the production of the fabric. Many of the garments we use are made of cotton. Cotton must be harvested and to maintain a good crop, many farmers use pesticides and fertilizers that contribute to the contamination of soil and water. Although the emission of nitrogen oxides derived from fertilizers only represents 8% of the greenhouse gases that affect the atmosphere, we must remember that this is only the beginning of the production of a garment. In addition, a cotton shirt uses around 2,700 liters of water (WWF, 2013).

We must not forget that many times, the origin of fabrics with which some garments are created come from animals.

CREATING DESIGNS

In the past, creating a garment was an art. The dedication and work of the tailors made their pieces unique designs and withn a great value. Currently, clothing is a consumer item. Many prefer to buy new clothes than to create them themselves. And when there is that desire to acquire new clothes, seasonal or following a trend, is when we see fast fashion brands do their thing.

The production of a garment results in a consumption of energy and fuel and this represents, according to the Fashion Revolution organization, 3 percent of CO2 emissions. The same organization states that 17-20% of industrial water pollution comes from the dyeing and treatment of textiles and an estimated 8,000 synthetic chemicals are used to convert the raw material into textile products. If we add the emissions of the production of a garment with those of the origin of its fabrics, we will increase its impact on the atmosphere.

TRANSPORTATION AND WASTE

Once the garment is ready, we all know that it must be sent to the stores. Many of the fast fashion brands do not produce their garments in the country of origin and many have branches in many countries. The transport stage results in a large emission of carbon dioxide for the environment.

On the other hand, the factories generate textile waste as much as the one generated after ending the useful life of a garment and many fast fashion brands create trends that last only weeks and the influence in discarding the garments that we believe we will not continue using All these clothes that end up in a landfill. When we evaluate the raw material of these garments, where many of their fabrics are made of acrylic, polyester, latex or spandex, we can see that they are made of materials like plastic which comes from the oil. In addition, all the chemicals used in the dyeing of a fabric and in the production of its fibers emit gases that are harmful to the environment. According to Rachel Feller, creator of Tonlé, 15 billion tons of textile waste end up in landfills, burned or even thrown into the ocean.

WHAT CAN WE DO?

Although the fashion industry is the one of the most polluting in the world, there are many ways to make things different. First, buy local. The fast fashion brands will continue to offer products according to the demand of their consumers. We, as consumers, must then avoid buying compulsively in these brands and start supporting local talent. In addition, we can rehuse garments that we already have, in this case we can apply the capsules wardrobe. We can even donate or buy second-hand clothes to give them a second chance. Buy products made organically and sustainably or even create your own garments.

Currently, given the situation in Venezuela, it is difficult to obtain organic raw material, but it has increased the number of local brands that offer a wide variety of products, all made in the country. In addition, many brands have joined craftsmen from indigenous communities and ethnic groups to offer unique and quality products. In Venezuela, there are also many second-hand stores that offer ready-to-live clothing options for a second chance.

It is difficult to measure the real impact of fashion on climate change, but if we add all the gases and chemicals emitted during the process of creating a garment, among other factors such as working conditions and waste management, we see how the result influences the increase in the temperature of the planet. And that's where we should, as consumers, make a difference and show the industry what we really want. A transparent and sustainable fashion industry.

Because more than a lifestyle, it is a commitment.

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